Labubu fever: el accesorio más deseado del street style global

En plena explosión del fenómeno de personalizar carteras con llaveros, charms y mini muñecos, Labubu se posiciona como uno de los accesorios más de moda del momento. Este curioso personaje de orejas puntiagudas, ojos expresivos y estética inquietante empezó como un objeto de colección en Asia y hoy cuelga de miles de carteras alrededor del mundo, marcando estilo y personalidad.

¿De dónde viene Labubu?

Labubu nació dentro de The Monsters, una serie de personajes diseñados por el artista hongkonés Kasing Lung. Su estética mezcla la ternura infantil con un aire sombrío y misterioso, algo que fascinó a coleccionistas y fanáticos del diseño. Gracias a colaboraciones con marcas como CLOT, lanzamientos de edición limitada y acciones de marketing con impacto global, Labubu pasó del nicho al fenómeno viral.

De pieza de culto a accesorio urbano

Hoy, Labubu ya no es exclusivo de vitrinas ni colecciones privadas. Se transformó en un símbolo cultural que expresa identidad, pertenencia y estilo urbano. Siguiendo la teoría del “media event” de Elihu Katz, Labubu forma parte de un ritual compartido globalmente: no solo se compra, se muestra y se vive, especialmente en redes sociales donde los usuarios lo exhiben como parte de su estilo personal.

Mucho más que un llavero

En lugares como Instagram o Xiaohongshu, hashtags como #Labubu穿搭 (“outfits con Labubu”) o #Labubu改造 (“Labubu customizado”) muestran cómo este personaje se integra a outfits, mochilas, escritorios y, sobre todo, a carteras. Según la teoría del interaccionismo simbólico de George Herbert Mead, objetos como Labubu permiten a los usuarios construir y comunicar su identidad. En ese sentido, Labubu ya es una “moneda social”, un objeto que dice quién sos sin necesidad de palabras.

¿Dónde se consigue?

En Buenos Aires, Labubu se puede encontrar en locales del Barrio Chino y en muchos bazares de Once, en versiones originales o adaptadas. También circulan en ferias de diseño, plataformas online y comunidades de coleccionistas que promueven el intercambio.

Ya no se trata solo de coleccionar: se trata de mostrar, de jugar y de identificarse. Agregar un Labubu a la cartera es, hoy, una declaración de estilo.

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