ModaLIFESTYLETENDENCIAS
GASTRONOMIaNOSOTRASCONTACTO

Carolina Herrera SS26, entre Madrid y Nueva York ✨

Con su segundo desfile al frente de Carolina Herrera, Wes Gordon armó un relato que cruza la modernidad neoyorquina con la melancolía romántica de Madrid. La colección se vivió como una especie de ópera visual donde la moda se vuelve poesía.
POR SOFÍA BELÉN HOU
September 20, 2025

Una paleta entre Goya y el East Village

El show arrancó en blanco y negro, como teclas de piano, marcando esa elegancia eterna que siempre fue sello de la casa. Después, los colores estallaron: amarillo taxi neoyorquino, rojo flamenco, azul profundo y un lila vaporoso, todos mezclados como pinceladas sacadas de un cuadro de Goya. En contraste, los blancos suaves y los rosados etéreos bajaron la intensidad, dando respiro y un aire de amanecer.

Siluetas en tensión: de la escultura al movimiento

Hubo mangas globo monumentales que parecían esculturas de Noguchi, pantalones anchos de tiro alto combinados con camisas rígidas, y vestidos al bies que caían como cascadas. También se jugó con los opuestos: sacos masculinos oversized sobre faldas de tul, un choque entre rigidez y liviandad que definió el espíritu de la temporada.

El lujo en los detalles

La magia estuvo en lo artesanal: encajes que parecían cristales de hielo, flores bordadas a mano, tocados con rosas amarillas en guiño a instalaciones artísticas, y una mezcla audaz de materiales —del algodón estructurado a la organza translúcida— que mostraron el músculo artesanal de la maison.

Estampas que cuentan historias

El polka dot fue protagonista absoluto: primero en blanco y negro, como un homenaje clásico, después en versiones multicolores que parecían caramelos arrojados sobre la pasarela. Se cruzaron con flores 3D y prints abstractos inspirados en la pintura española moderna, logrando un aire de carnaval elegante.

El mito de la “Musa del Espejismo”

El título de la colección no fue casual: los lunares se transformaron en estrellas nocturnas, los colores intensos evocaron faldas flamencas en movimiento, y las siluetas arquitectónicas parecieron columnas de palacios antiguos. Todo al servicio de un mensaje: la moda como puente entre ciudades, memorias y deseos femeninos.

En definitiva, Wes Gordon no buscó repetir fórmulas ni caer en clichés. Prefirió armar una colección que respira tanto de Nueva York como de Madrid, una especie de carta de amor bilingüe que coloca a Carolina Herrera en un lugar entre lo clásico y lo experimental. Un regreso lírico, con perfume a futuro.

otras noticias

Regístrate a nuestra revista

Adelántate a las tendencias con información exclusiva sobre moda, consejos y mucho más, directamente en tu bandeja de entrada.
¡Gracias por registrarte! muy pronto recibirás nuestras novedades exclusivas.
Oops! Something went wrong while submitting the form.