Un legado presente en cada detalle
La colección Primavera-Verano 2026 fue concebida como una síntesis del ADN Armani: líneas depuradas, sobriedad cromática y elegancia sin artificios. Predominaron los grises, azules profundos y verdes oscuros, una paleta que evocó la serenidad y la introspección. El desfile, acompañado por la música del pianista Ludovico Einaudi y ambientado con faroles que creaban un aura intimista, tuvo la fuerza de un testamento estético.
La elección del escenario no fue casual. La Pinacoteca di Brera, uno de los templos artísticos más importantes de Italia, reforzó la idea de que la obra de Armani trasciende la moda y dialoga con la cultura y la historia del país.


El desfile como ceremonia
El momento más simbólico llegó con el cierre. La modelo Agnese Zogla apareció sola en pasarela con un vestido azul intenso. Luego, Silvana Armani, sobrina del diseñador, y Leo Dell’Orco, colaborador de confianza, salieron para recibir una ovación que se convirtió en despedida colectiva. Muchos de los invitados, entre ellos Richard Gere, Cate Blanchett, Spike Lee y Lauren Hutton, vistieron de negro o con camisetas que llevaban el retrato del diseñador. El ambiente, más cercano a una ceremonia que a un desfile tradicional, confirmó el carácter único del evento.


El eco de una vida dedicada a la moda
Armani había reducido en los últimos meses su participación activa en los desfiles debido a problemas de salud, aunque seguía supervisando cada detalle de su firma. Fiel a su estilo, nunca buscó lo estridente ni lo efímero: construyó su imperio sobre la elegancia sobria, el minimalismo cálido y la convicción de que la ropa debía liberar y no encorsetar.
En palabras de varios críticos presentes, el desfile fue “un autorretrato póstumo” que dejó al descubierto la coherencia de una visión cultivada durante cinco décadas. “Fue un memorial en movimiento, pensado por él mismo”, tituló la prensa internacional.
Futuro y herencia
El futuro de la casa Armani quedará en manos de su familia y de colaboradores históricos. En su testamento, el diseñador estipuló que eventualmente deberá venderse una participación de la empresa, con preferencia hacia grupos como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica. Sin embargo, los analistas coinciden en que el verdadero capital de la marca es intangible: un estilo reconocible en cualquier rincón del mundo, que convirtió a Armani en sinónimo de elegancia atemporal.

Una despedida que es también continuidad
El último desfile de Giorgio Armani fue mucho más que un cierre de temporada. Fue un acto de memoria, un puente entre la ausencia física del creador y la permanencia de su legado. En un tiempo en el que la moda parece acelerarse hasta la fugacidad, Armani recordó que la verdadera elegancia no necesita prisa: vive en la permanencia de una idea, en la coherencia de un estilo y en la fidelidad a una visión.
Ese domingo en Milán, la pasarela fue también un altar. Y la industria entera, de pie, aplaudió al hombre que hizo de la moda un lenguaje universal de sobriedad y belleza.
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Un repaso por los looks de la colección Primavera-Verano 2026, el último testamento estético de Giorgio Armani.












