Moda en clave cambio: cuando menos es más (pero sigue siendo lujo)
¿El lujo ya no grita? Parece que sí. La ostentación se pone en pausa y llega una nueva ola de sobriedad inteligente: trajes que parecen heredados pero tienen cortes de forma quirúrgica, texturas que no buscan llamar la atención pero lo logran, y colores que no necesitan flúo para brillar. En palabras simples: menos hype, más legado.
La pasarela se llenó de prendas que no buscan viralidad, sino permanecer. Y eso, hoy, es más disruptivo que un total look plateado.
Pensamiento antes que logomanía
Si antes un desfile masculino era sinónimo de streetwear, ahora es todo lo contrario. En Dior, Jonathan Anderson estrenó su nuevo rol con una colección que mezcla intelecto y deseo. Sastrería sin rigidez, sensualidad sin gritos. Una nueva masculinidad que ya no pide permiso, pero tampoco necesita marcar territorio.
Saint Laurent, por su parte, volvió con esa elegancia oscura que parece salida de una película francesa donde nunca pasa nada, pero uno no puede dejar de mirar.
Nuevas voces, nuevos mapas
Lo más interesante tal vez no esté en las grandes maisons, sino en las nuevas geografías del lujo. Willy Chavarría trajo Bronx a París, pero con poesía. Kartik Research tejió India en cada prenda, literal. Y marcas como M/SA o Jah Jah demostraron que se puede hacer moda masculina desde el activismo, el reciclaje y la identidad.
Lo diverso ya no es lo alternativo. Es el nuevo mainstream. Y París lo entendió.
Lujo en crisis (pero con estilo)
Los números no mienten: el mercado del lujo está bajando. Pero en vez de mirar para otro lado, el calendario parisino decidió apostar fuerte: más desfiles, más talento, más narrativa. ¿El resultado? Una semana densa, intensa, cargada de ideas.
Lo que dejó esta semana
- Menos tendencias, más actitud.
- La masculinidad se vuelve dúctil, emocional, libre.
- El lujo ya no busca likes, busca sentido.
- La moda vuelve a enamorarse del detalle.
